A pesar de las constantes variaciones ambientales, los organismos tienden a mantener cierta estabilidad de las condiciones internas. Por ejemplo, si tomas tu temperatura corporal en días calurosos o muy fríos, te sorprenderás al ver que la temperatura será semejante a pesar de las grandes variaciones a las que estuviste sometido.
Un sistema vivo debe solucionar importantes problemas, tales como la regulación de la temperatura corporal, la cantidad de agua y sales, la concentración de azúcar sanguínea (glicemia) y la eliminación de productos de desecho, entre otras.
Esto se logra mediante el funcionamiento coordinado de todos los tejidos y sistemas corporales, es decir la homeostasis.